En la elaboración de un vino hay muchos factores a tener en cuenta que afectarán directamente a la calidad y carácter del producto final. Hay factores propios de cada tipo de vino que le imprimen su propia personalidad, como el tipo de uva utilizado en su elaboración; la región donde se cultivan estas uvas y sus características climatológicas y de la tierra que esto conlleva; las prácticas agrícolas características de cada zona o los procedimientos concretos de elaboración y maduración que emplea cada bodega: tiempos de envejecimiento, tipos de barricas, control de la atmósfera durante el embotellado, etc.
Las variables a tener en cuenta a la hora de elaborar un vino son muy numerosas. Y por ello, con el paso del tiempo, este proceso se ha ido convirtiendo en una meticulosa y sofisticada tarea. Tanto es así, que en la actualidad se dedican todos los esfuerzos necesarios en cuidar hasta el más mínimo detalle, incluyendo aquellos que pudieran parecer insignificantes. Este es el caso, por ejemplo, de la elección del tapón para las botellas de vino. A continuación, veremos la influencia que tiene el tapón en el desarrollo y la calidad final de un vino, qué tipos de tapones existen actualmente en el mercado y cuáles son las ventajas e inconvenientes de unos y otros.
El corcho es, desde la antigüedad, el material que ha demostrado ser más adecuado para la correcta conservación del vino. Las características propias del corcho lo hacen casi perfecto para este fin: Es un material ligero, elástico y comprimible.
Es prácticamente impermeable a la transferencia de líquidos y gases, aunque permite una microoxigenación del vino, interesante los vinos envejecidos.
Proporciona una gran adherencia al vidrio, facilitando un buen sellado de la botella.
Se trata de un material inerte. Esto evita que pueda degradarse a través de procesos orgánicos que desemboquen en putrefacción. Gracias a esto, se puede aislar el vino de los microorganismos existentes en el exterior de la botella.
Pero uno de los problemas que tiene el corcho es el TCA, que es lo que provoca el conocido “olor a corcho”.
Desde finales del siglo XIX se introduce en el mundo del vino nuevos cierres:
- Tapones sintéticos: Cierre cada vez más utilizado para vinos jóvenes y de consumo rápido (un año desde su embotellado).
- Tapones de rosca: Muy poco utilizado en España, pero muy utilizado país europeos y americanos. Se utiliza para vinos jóvenes y de consumo rápido (un año desde su embotellado)
- Tapones de cristal (el que menos éxito ha tenido).